La píldora mágica (6)
11 septiembre, 2019La píldora mágica (8)
4 noviembre, 2019
«Ayer tuvimos una crisis fuerte con el Tourette. No me sentí capaz de manejar la situación.
Si, trato de ser el grano de café, pero resulta que el agua también tiene su propia voluntad y no se deja transformar tan fácilmente.
Realmente, es que me gustaría que esto fuera de otra manera.
Me gustaría tener paz en mi vida, en mi casa.
Me gustaría no tener que hacer un esfuerzo titánico cada mañana para levantarme o levantarl@ de la cama.
Me gustaría no estar recibiendo constantemente mensajes del colegio,
o de la empresa,
Me gustaría dejar de verl@ enganchad@ a los juegos.
Me gustaría que tuviera amig@s.
Me gustaría que saliera de ese encierro, que fuera más comunicativ@.
Me gustaría que la relación no fuera tan violenta…
Me gustaría…
Me gustaría…
No me queda otra que resignarme.
Bueno, voy a ver qué pasa si me tomo esta píldora.
Esta vez me trae otra manera de ver las cosas. Igual puedo cambiar la resignación por aceptación. La resignación me hace rechazar la experiencia, haciendo imposible que pueda influir en ella. Sin embargo, la aceptación me ayuda a tener un gesto activo y voluntario de apertura hacia lo que pasa. Me da la opción de elegir.
Voy a tomarme un momento para hacer tres respiraciones profundas.
Inhalando por la nariz,
Exhalando despacio por la boca…
Y ahora, más relajad@,
voy a leer este poema del místico sufí Rumi
La casa de huéspedes
El ser humano es una casa de huéspedes,
Cada mañana llega un nuevo inquilino.
La felicidad, la depresión, una maldad,
En un momento llega la consciencia como un visitante inesperado.
¡Dale la bienvenida y agasájalos a todos!
Aun cuando sean una multitud de penas
Que barren tu casa bruscamente vacía de sus muebles.
Aun así, trata honorablemente a cada invitado.
Quizá quiera despejarte para algún nuevo deleite.
El pensamiento oscuro, la vergüenza, la malicia,
Ve a recibirlos a tu puerta, riendo, e invítalos a entrar.
Agradece a todos su venida
Porque cada uno de ellos te ha sido enviado
Como guía desde el más allá.
¡Pues vaya!
¡A quién le va a gustar la depresión, la vergüenza o la maldad!
Aunque bien pensado, nadie dice que tenga que gustarme. Ahí está la cuestión. La acepto aunque no me guste. La miro con respeto, con cuidado, sin juzgarla, con conciencia. De esta manera el dolor no se va a ir, pero voy a sufrir menos.
Me gustaría que mi vida fuera de otra manera, sí. El Tourette no va a desaparecer. Es inevitable, pero la forma en como yo me sienta respecto a él va a depender de mi respuesta, no de lo que esté pasando en cada momento.
Cuando sienta que aparece un sentimiento de ira, de tristeza o de miedo, voy a tomar conciencia de que está ahí.
Y para ayudarme, no voy a decir “estoy triste” sino “esta apareciendo un sentimiento de tristeza”. De esta manera, en lugar de identificarme con esa emoción, podré observar la experiencia como lo que es.
La realidad es siempre testaruda, pero cómo me relacione con ella, sólo depende de mí.(Amparo Gómez)»